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El consejero de Medio Ambiente apuesta por la economía ´verde’ porque está llamada a ser un motor fundamental para la recuperación económica y generador de empleo.
El consejero de Desarrollo Rural, Ganadería, Pesca, Alimentación y Medio Ambiente, Guillermo Blanco, ha considerado hoy que “la economía circular no es una moda, sino una necesidad que no puede esperar más y que necesita de la alianza y el compromiso de todos”, por lo que ha apostado por la economía verde porque, en su opinión, “está llamada a ser un motor fundamental para la recuperación económica y generador de empleo”.
Blanco ha realizado estas afirmaciones durante su participación en el foro ‘La economía circular en Cantabria como respuesta al reto del cambio climático’, organizado por El Diario Montañés, en colaboración con la Fundación Ecolec, y en el que también han participado la alcaldesa de Santander, Gema Igual; el director general de Ecolec, Luis Moreno; el vicerrector de Campus, Sostenibilidad y Transformación Digital de la Universidad de Cantabria (UC), Mario Mañana, y el presidente de CEOE-CEPYME Cantabria, Enrique Conde.
Durante su intervención, Blanco ha repasado las líneas de actuación en las que está trabajando su departamento para impulsar la economía circular en Cantabria desde que en 2019 el Gobierno de Cantabria aprobó la declaración de emergencia climática en Cantabria, tales como la revisión de la Estrategia de acción frente al Cambio Climático 2018-2030, cuya revisión estará finalizada en el primer semestre de 2023; la elaboración de la Estrategia de Economía Circular y Bioeconomía de Cantabria, cuya finalización está prevista para el primer trimestre de 2023; la creación del Consejo Asesor de Cambio Climático, Economía Circular y Bioeconomía de Cantabria, que el próximo mes se reunirá para abordar el proyecto de Ley de Prevención y Control Ambiental de Cantabria, y el Plan de Residuos de Cantabria, cuyo aprobación se prevé para la segunda mitad de 2023.
Consciente de que el camino para alcanzar la economía circular “será largo y complejo”, el consejero ha abogado por lograr un consenso social para que, entre la administración, la sociedad civil y la ciudadanía en su conjunto, “podamos conseguir su implantación en la región”.
En este sentido, ha puesto en valor el papel que desempeñará la nueva Estrategia de Economía Circular y Bioeconomía de Cantabria como “el marco de referencia” para el desarrollo de la economía circular en la región con un horizonte de largo plazo, “procurando el máximo consenso social y también teniendo en cuenta los condicionantes que normativas europeas y nacionales y un escenario económico muy complejo puedan suponer en el corto y medio plazo”.
Una muestra de ello, ha dicho, es la apuesta decidida del Gobierno de Cantabria por las energías renovables, “pero siempre con el máximo respeto a los elementos más singulares de nuestro patrimonio”.
También ha apostado por la economía ‘verde’ porque, según ha dicho, “está llamada a ser un motor fundamental para la recuperación económica y generador de empleo” y ha destacado el papel que desarrolla la empresa pública MARE y el resto de empresas medioambientales que trabajan con el Gobierno de Cantabria.
Del mismo modo, ha defendido la apuesta de la Consejería por la educación ambiental con proyectos de gran interés como la Liga del Reciclaje y la campaña Cantabria Circular que impulsa MARE o la intensa actividad del CIMA a través de los programas del Centro de Documentación y Recursos para la Educación Ambiental de Cantabria (CEDREAC), “que se ha consolidado como la referencia de la educación ambiental en Cantabria” y es un punto de encuentro para los educadores ambientales con su plan formativo anual para todos los públicos, además del Programa de Educación Ambiental y Voluntariado en Cantabria (PROVOCA).
El consejero también se ha referido a la nueva Ley de residuos y suelos contaminados para una economía circular y ha asegurado que su departamento ya está trabajando en su aplicación en Cantabria en asuntos como la reducción del depósito de residuos en el vertedero; el reforzamiento de la recogida selectiva de la materia orgánica y de otros componentes de los residuos domésticos, y la generación de materias primas secundarias a partir de los que ahora son residuos.
En este sentido, la nueva Estrategia de Economía Circular, ha explicado, identificará las áreas en las lo que ahora se consideran residuos pueden tener un mayor potencial para convertirse en materias primas y el nuevo Plan de Residuos habrá de identificar también actuaciones para dar salida a algunos residuos industriales que “ahora mismo tienen complicada su gestión en Cantabria”, con lo que ello supone no solo de desventaja competitiva para las empresas, sino de un condicionante relevante para el balance ambiental de la Comunidad Autónoma.
“En ese proceso es fundamental avanzar en los próximos años porque no solo se trata del cumplimiento normativo, sino de que Cantabria contribuya a la lucha contra el cambio climático y que nuestro tejido productivo no pierda competitividad por razones ambientales”, ha afirmado Blanco.
Finalmente, ha puesto en valor los “buenos” datos de reciclaje que cada año se van superando en Cantabria y que en 2021 supusieron que cada ciudadano cántabro tirara de media 12,7 kilogramos de residuos a uno de los 3.407 contenedores amarillos que hay distribuidos en los municipios de Cantabria, es decir, una bolsa cada seis días aproximadamente.
Además, cada ciudadano depositó de media 18 kilogramos de papel y cartón en los 3.248 contenedores azules que hay en Cantabria, lo que equivale a tirar una bolsa con estos envases al contenedor cada 9 días.
A lo largo de 2021 se enviaron a instalaciones recicladoras en Cantabria un total de 17.810 toneladas de envases domésticos de plástico, metal, brik, papel y cartón, por lo que los cántabros.