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Investigadores IIIPC descubren en la cueva de La Garma huellas de niños del Paleolítico muy bien conservadas

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Según el catedrático de Prehistoria de la UC Pablo Arias “se cuentan con los dedos de una mano” los sitios donde se han conservado rastros así

Investigadores del Instituto Internacional de Investigaciones Prehistóricas de Cantabria (IIIPC, centro mixto Universidad de Cantabria-Gobierno de Cantabria-Santander Universidades) han descubierto en la cueva cántabra de La Garma 14 huellas de niños datadas en el Paleolítico Superior, que los científicos creen podrían estar relacionadas con juegos infantiles con el barro. Sitios con este tipo de rastros “se pueden contar con los dedos de una mano” ya que normalmente no se conservan, influyendo aquí “el excelente grado de conservación” de la cavidad situada en Omoño (Ribamontán al Monte), explica el catedrático de Prehistoria de la UC Pablo Arias, responsable del yacimiento junto al también investigador del IIIPC Roberto Ontañón.

Ambos han presentado este hallazgo del que hay pocos ejemplos más en Europa, uno de ellos en la Cueva de Fontanet (Francia), donde también desarrolla un proyecto el Instituto. “Es un documento arqueológico del cual solo tenemos una primera impresión”, apunta Arias. En cuanto localizaron las pisadas realizaron solo una primera incursión fotográfica, ya que “el suelo está blando y si caminamos por encima lo destruimos”.

Primando la conservación por encima de cualquier tipo de consideración, los investigadores se encuentran ahora planificando la siguiente campaña arqueológica y estudiarán detenidamente las huellas. “No sabemos si son de una sola persona o de varias, eso lo veremos en los próximos meses”, explica el catedrático.

Según Pablo Arias, “las huellas en contextos subterráneos paleolíticos son difíciles de interpretar”. En algunos sitios se han identificado como rastros de actividades rituales o se han relacionado con la ejecución del arte rupestre, pero “también hay algún caso de niños jugando”. En La Garma se observan huellas de dedos metiéndose en el barro y cogiendo pedacitos con forma de cubos, que se acumulan en una misma zona. “No hemos encontrado restos de las lámparas que utilizaron, pero podrían aparecer”, dice Arias.

Desde su descubrimiento hace más de 25 años, La cueva de La Garma es “uno de los yacimientos más importantes para el estudio del Paleolítico Superior, con restos del Magdaleniense (hace unos 16.500 años) conservados en un estado asombroso”. Ocupaciones de hace 400.000 años, restos de un león de las cavernas… Cada cierto tiempo, la cavidad sigue desvelando sorpresas a los arqueólogos.

TÉCNICAS PARA DESCUBRIR EL PASADO

Los trabajos que se desarrollarán en la cueva para estudiar las huellas infantiles incluirán el levantamiento topográfico mediante láser escáner, fotogrametría, fotografía en alta resolución y una recreación en 3D del conjunto, además de continuar la exploración de esta galería en concreto. Se trata de una zona que había pasado desapercibida hasta ahora por localizarse en un lugar elevado, a unos 25 metros por encima de la galería inferior, y de muy difícil acceso. En ese punto la cueva tiene entre 3 y 4 metros de altura y unos 6 metros de anchura.

En total se han localizado 14 huellas de pie de unos 18 cm. de longitud -lo que podría corresponder en la actualidad a niños de entre 6 y 7 años-, así como huellas solo de talón, otras que podrían ser de codo y movimientos de tierra.

PIE DE FOTO: Pablo Arias, en el campus de la UC.