Info Cantabria

La adicción al juego afecta al 8,5 % de estudiantes de secundaria

37492 visitas

Compartir noticia en:

 

Sanidad, en un estudio “pionero en España” realizado en todos los centros educativos de la región, refleja la realidad de las adicciones comportamentales como un problema más de salud mental infanto-juvenil.

Santander – 07.10.2021

El 8,5% de los estudiantes de Enseñanza Secundaria en Cantabria manifiesta síntomas de adicción al juego de azar. Esta es la principal conclusión del estudio realizado por la Consejería de Sanidad y la Universidad de Valencia presentado hoy, que aclara, también, que casi el 1% de esos jóvenes (0,9%) padecen el llamado trastorno de juego, o juego patológico, mientras que el 7,5% restante presentan juego de riesgo, es decir, manifiestan síntomas de adicción, aunque sin llegar a padecer un trastorno mental.

Además, casi la mitad de los estudiantes de la muestra han jugado a algún juego de azar en algún momento de su vida y uno de cada diez lo hace regularmente (1-3 veces al mes, o más).

El titular de Sanidad, Miguel Rodríguez, junto al director general de Salud Pública, Reinhard Wallmann, y el director del estudio, catedrático y responsable de la unidad de investigación ‘Juego y adicciones tecnológicas’ de la Facultad de Psicología de la Universidad de Valencia, Mariano Chóliz, han presentado públicamente los resultados del estudio “pionero en España” para conocer en profundidad la realidad de los jóvenes cántabros en relación a una de las adicciones comportamentales que más preocupan entre la población infanto-juvenil.

Un problema que, en palabras del consejero, ha adquirido una dimensión mayor con la pandemia de COVID-19 que, además de suponer un “importante impacto en la vida diaria”, ha llevado, en muchos casos, a que las nuevas tecnologías y los juegos on line y videojuegos hayan ganado peso en el ocio de los jóvenes.

Las últimas encuestas publicadas, ha dicho Miguel Rodríguez, revelan un problema que es preciso conocer “para poder establecer una adecuada estrategia de prevención”. Y ese es el objetivo del estudio, impulsado por la Dirección General de Salud Pública, que se ha llevado a cabo entre 9.202 estudiantes de entre 15 y 19 años de los 93 centros educativos de toda Cantabria.

“Es prioritario aproximarnos a la realidad de los jóvenes y adolescentes en el contexto de la pandemia, incidiendo en las adicciones comportamentales que mayores problemas pueden ocasionar”, ha reiterado.

Por eso, este estudio ha permitido conocer la problemática de la adicción al juego tanto a nivel autonómico como en cada centro educativo participante, para poder así “promover actuaciones preventivas que sean adecuadas a esta realidad que ha plasmado la investigación”.

Por su parte, Reinhard Wallmann ha explicado que la adicción al juego está considerada por la OMS como un trastorno mental y el primer paso para desplegar cualquier campaña de prevención es medir la magnitud del problema.

Una vez determinada esa dimensión, gracias al estudio que hoy se presenta, hay que prevenir ese problema, una tarea en la que “será clave el trabajo del profesorado”, por su cercanía al alumnado, su papel como modelos de comportamiento y su función educadora. Por eso, Salud Pública ha incorporado en el nuevo catálogo de prevención de adicciones dos talleres centrados en la adicción al juego.

Investigación separada entre menores y mayores de edad

El estudio, realizado entre jóvenes de 15 y 19 años, diferencia entre menores y mayores de edad, puesto que los juegos de azar están prohibidos en los menores de 18 años. Por eso, es muy significativo que más del 40% de los menores de edad y más de la mitad de los adolescentes de más de 18 años ha jugado a algún juego de apuestas y azar en algún momento de su vida. Un porcentaje que se reduce al 10% si se trata de juego regular (1-3 veces al mes o más).

El informe señala que un 0,7% de los menores de edad padecen trastorno de juego o juego patológico, mientras que el 8,7% manifiestan entre uno y tres síntomas de adicción, un porcentaje, el de juego patológico, que es semejante al que obtuvo la Dirección General de Ordenación de Juego (DGOJ) en 2015 en el estudio de prevalencia en población española con personas mayores de 18 años.

El trastorno de juego se manifiesta en el 1,8% de los estudiantes de Secundaria de 18 y 19 años, además el 9,7% de ellos presenta juego de riesgo. La proporción de jugadores patológicos es más del doble que la de los menores de edad de esta muestra y que la del estudio de prevalencia de la DGOJ en población española mayor de 18 años.

Es decir, ha aclarado el catedrático de la Universidad de Valencia, con la mayoría de edad y el consiguiente mayor acceso al juego, no solo se juega más, sino que se incrementa el porcentaje de jugadores patológicos. Ello pone de manifiesto el riesgo que supone presentar el juego de apuestas como una actividad de ocio y promocionarla entre la población, especialmente en los más jóvenes.

Además, el estudio revela que los chicos quintuplican la prevalencia de adicción al juego de las chicas (1,5% frente al 0,3%) y representan más del doble en el caso de juego de riesgo (12,7% frente al 5,2%), siendo las diferencias estadísticamente significativas y el tamaño del efecto muy elevado. Esto, tal y como ha apuntado Mariano Chóliz, puede ser por la vinculación de las apuestas a las competiciones deportivas. De hecho, los varones juegan a las apuestas deportivas más que las mujeres en proporción 1 a 10.

Juego on line regular en un tercio de los adolescentes

Un tercio de los adolescentes que juegan regularmente (entre 1-3 veces al mes, o más) a algún juego on line tienen problemas de adicción al juego. Además, un 4,4% padecen trastorno de juego y el 29,7% juego de riesgo

“Esta es una realidad que se venía fraguando desde hace mucho tiempo como es la adicción a los juegos de apuestas o azar”, que van desde las loterías a las tragaperras pasando por los juegos de casino. Juegos –ha relatado- en los que se arriesga el dinero con la esperanza de conseguir más de lo que se apuesta.

Chóliz ha puesto en valor la “magnitud” del estudio, que se ha realizado en todos los centros de Cantabria entre la población “más vulnerable” para el problema que se va a dimensionar, ya que no tiene constancia de una investigación semejante en ningún otro lugar de España.