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La alcaldesa y el obispo asisten al comienzo de la intervención, que incluirá además de las investigaciones propias de la excavación, la pavimentación de la calle y la puesta en valor de los hallazgos mediante la construcción de una ventana longitudinal que permita contemplar el patrimonio cultural antiguo y medieval de la ciudad.
El Ayuntamiento de Santander ha iniciado hoy la segunda fase de los trabajos arqueológicos en la calle Los Azogues, una intervención que ejecuta Rucecan con un plazo de seis meses, gracias a una inversión de 326.229 euros.
La alcaldesa Gema Igual, acompañada por el obispo de Santander, Manuel Sánchez Monge, ha visitado la zona para comprobar el comienzo del proyecto, en un acto al que han asistido también el concejal de Fomento, César Díaz; el director de las obras, Clemente Lomba; los arqueólogos responsables, Lino Mantecón y Javier Marcos; y la antropóloga forense Silvia Carnicero.
Igual ha recordado que este proyecto da continuidad a las obras de la esquina noreste de la Catedral y permitirá seguir profundizando en los que quizás sean los primeros restos de asentamiento en Santander, entre la ría de Becedo y la protección del cerro de Somorrostro.
“La relevancia arqueológica de las estructuras arquitectónicas y vestigios ancestrales asociados descubiertos en la calle Los Azogues requieren la consecución del proceso de investigación y recuperación del patrimonio cultural antiguo y medieval de la ciudad”, ha remarcado la regidora, que ha puesto en valor la importancia de los hallazgos realizados aquí.
Se trata, ha recordado, de los vestigios de una fortificación medieval; restos de arquitectura inédita (posiblemente de la iglesia Baja o del Cristo) y de una necrópolis cristiana con un depósito funerario de gran riqueza en fragmentos cerámicos, numismática, litologías, etc.; así como restos de un incendio del siglo XIII-XIV.
Igual ha anunciado que esta actuación contempla, además de los trabajos arqueológicos y su posterior estudio e investigación, las obras necesarias para crear una calle transitable mediante la reproducción del adoquín de la época, que incluirá la construcción de una ventana longitudinal para disfrutar de la riqueza de los vestigios encontrados, en pleno Anillo Cultural de la ciudad.
Este nuevo espacio arqueológico se integrará en el diseño determinado para las calles Somorrostro y Los Azogues, con el objeto de realizar una actuación urbanística homogénea.
“Seguimos trabajando codo a codo con el Obispado en una colaboración que es muy beneficiosa para santanderinos y visitantes, al recuperar y poner en valor tanto las dependencias del templo como su entorno, continuando así el V Plan Director de la Catedral”, ha remarcado.
En lo que va de legislatura, esta colaboración ha hecho posible la renovación de la calle Obispo Juan Plaza y la plaza de Eguino y Trecu, la reforma de las Dependencias Capitulares para habilitarlas como Museo, Archivo Diocesano y sala de consultas, la puesta en valor del refugio antiaéreo de la Guerra Civil ‘Frontón del Cristo’ que se encontró durante las obras o el convenio para la cesión temporal compartida de la Torre y el Claustro de la Catedral.
Por su parte, el Obispo ha afirmado que este proyecto permitirá conocer con certeza los orígenes de Santander. “Situamos ya los orígenes de nuestra ciudad mucho más atrás de lo que se pensaba, en torno al siglo X, y estas excavaciones así lo corroboran”.
Los arqueólogos Lino Mantecón y Javier Marcos han detallado la importancia de los primeros descubrimientos, destacando la necrópolis con varios siglos de funcionamiento y cuya investigación será pionera en Cantabria a nivel antropológico; así como los restos de una iglesia románica, “un hallazgo inédito y muy importante, teniendo en cuenta que la datación es muy anterior a lo que en principio se pensaba”, han concretado.
A ellos se sumará la antropóloga Silvia Carnicero quien llevará a cabo un estudio multidisciplinar que abordará la parte física de la población enterrada en la necrópolis (edad, estatura, enfermedades, etc.) y especialmente investigaciones genéticas para determinar dietas o depósitos de metales de cara a conocer las diferencias sociales que existían o el tipo de población que se enterraba en este cementerio de la ciudad de Santander.