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Arnuero instará a Cultura la protección de la ruina de la Torre Rebollar

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El Ayuntamiento de Arnuero instará a la consejería de cultura para que apruebe la protección de la ruina de la Torre Rebollar

Los historiadores siempre han mencionado la singularidad de Isla de contar con tres torres medievales defensivas en un entorno muy próximo de apenas 500 metros entre ellas, lo que otorga una especial relevancia a constituir per se un entramado de estrategia defensiva que actuaba de forma coordinada, según fuentes de historiadores. Hasta principios de siglo se creía que la Torre de Rebollar había desaparecido, tanto por la falta de localización como por el uso de tal nombre en casos de otras torres como la de Jado. Sin embargo fue redescubierta por L. Mantecón y J. Marcos durante los trabajos de renovación de la carta arqueológica de 2008, escondida entre una densa masa vegetal y sobre un roquedo, en una localización muy próxima al humilladero de Isla. Esto dio píe a que la citada ruina fuese incluida en el catálogo de edificaciones protegidas tanto en el Plan Especial de Protección del casco Histórico de Isla como en el posterior PGOU, considerándose una ruina sobre la que se debía actuar para evitar su desaparición con una actuación de limpieza de vegetación y consolidación de los muros que aún conserva. Visto que por la propiedad se ha hecho caso omiso del deber de conservación del Patrimonio Cultural tal y como establece la Ley 11/98, de 13 de octubre, de Patrimonio Cultural de Cantabria, la Junta de Gobierno ha adoptado acuerdo para solicitar a la Comunidad Autónoma la instrucción de expediente que eleve el rango de protección de dicha ruina y adopte las medidas necesarias para su conservación, para el supuesto de que los propietarios continúen manteniendo su estado de abandono, lo que hace peligrar su supervivencia ya que la propia vegetación y la climatología se convierten en un elemento de deterioro progresivo. La consolidación de la ruina actual, permitiría conservar la silueta de la torre y ponerla en juego con las otras dos de Cabrahigo y Jado, vislumbrando el entramado defensivo que mantuvo Isla en el s.XIV.