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Clara Grima, matemática y divulgadora científica: “Darle perspectiva de género a las matemáticas es enseñar a resolver problemas para ayudar a la comunidad”

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Matemáticas que no generen ansiedad ni rechazo en los niños y se centren en la resolución de problemas. Así define Clara Grima, matemática y divulgadora científica la perspectiva socioafectiva y de género en la enseñanza de la ciencia. “Darle perspectiva de género a las matemáticas es enseñar a resolver problemas para ayudar a la comunidad”, afirma.

Grima participa como ponente en el XX Aula Ortega y Gasset de la Universidad Internacional Menéndez Pelayo (UIMP), un encuentro que junta a los mejores expedientes preuniversitarios de España.

Para la divulgadora, la perspectiva socio afectiva es “fundamental en todas las actividades del aula” y apunta que en el caso de las matemáticas es necesaria porque la forma de impartirlas “genera ansiedad en los niños”. “Está demostrado con estudios con resonancias magnéticas que las matemáticas generan malestar en los niños”, asegura.

Por ello, Grima apuesta por una enseñanza de las matemáticas que se centre “en resolver problemas” y no en “hacer cuentas”. “No se trata de poner papeles de rosa, como piensan algunos necios”, afirma la divulgadora.

La matemática apunta además que “la gente que domina las matemáticas domina el mundo” y señala el gran impacto que tiene el conocimiento de esta ciencia en el mundo laboral. “El 10% del PIB viene de profesiones relacionadas con las matemáticas y 6% de los empleos en España están relacionados con profesiones con altos conocimientos en la ciencia”, apunta.

Un cambio de tendencia

La divulgadora explica cómo el impacto en el empleo de los conocimientos de matemáticas ha cambiado en los últimos quince años, hasta el punto de ser competencias clave para los trabajos que están definiendo el devenir social.

Un cambio, que, en opinión de Grima, se puede leer también en perspectiva de género. “Cuando yo estudié, alrededor del 60% de las estudiantes eran mujeres”, asegura la divulgadora, quien añade que desde 2006, con la irrupción de las ‘big tech’ y las redes sociales está tendencia se ha revertido y hoy la gran mayoría de los estudiantes de matemáticas son hombres.

Grima explica este cambio de tendencia porque en su opinión, antes las matemáticas “estaban más ligadas a la enseñanza” y cuando. “Hay gente que opina que esto se da porque las mujeres, biológicamente tendemos más hacia los cuidados y no tanto hacia el liderazgo y el éxito económico”, señala, aunque descarta esta tesis y se decanta más por factores “sociales”.

“Es desolador la falta de mujeres en las carreras de informática”, opina la divulgadora. “No entiendo como en el siglo XXI pasen estas cosas”, lamenta.

Sin embargo, sí admite que las mujeres “tienen más capacidad de empatía y cuidados”, algo que en su opinión hace que las mujeres deban estar presentes en el desarrollo de tecnología. “En algunos países se han vetado algoritmos porque tenían sesgos por estar diseñados por hombres blancos heteros”, asegura.

Esta situación hace que sea, según la divulgadora “aún más importante” darle una perspectiva feminista a la enseñanza de las matemáticas, para no “dejarlas en exclusión laboral”. “Se ha demostrado que la ansiedad que generan las matemáticas en la escuela es mayor en las niñas”, señala.

Consejos para los jóvenes

Durante su ponencia en el contexto del encuentro para los jóvenes preuniversitarios, la divulgadora ha aprovechado para dar algunos consejos y guiarlos en sus carreras, en su mayoría vinculadas a la ciencia. De este modo, Grima explica que la ciencia “ha cambiado” y ya no está protagonizada por “gigantes”, sino por “montañas de enanos”.

“No hace falta ser brillante para hacer ciencia”, afirma Grima, quien añade que más allá de figuras como “Albert Einstein o Marie Curie”, protagonistas de grandes avances científicos, descubrimientos como las ondas gravitacionales,” están firmadas por cientos de personas”. “Esa es la ciencia actual”, asegura.

Además, la matemática incide en la volatilidad de la carrera científica y descarta que los cambios de áreas del conocimiento signifiquen retrocesos en los currículos. “Uno empieza una titulación, pero siempre se puede cambiar mientras se avanza”, asegura.