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Comunicado de Ecologistas en Acción/Se mantienen 13 casos en los tribunales de Cantabria

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Ecologistas en Acción en Cantabria mantienen 13 casos en los tribunales de Cantabria, 2 en el ámbito penal y 11 en lo contencioso.

 

En Cantabria las dos diligencias penales tienen como referencia a la empresa Sniace, por una parte, contra el director y Consejo de Administración por los vertidos directos al Saja-Besaya y, por otra, a la Dirección General de Industria y a la propia empresa por el incumplimiento de la Directiva SEVESO. En estas últimas diligencias el juzgado ha acordado el archivo provisional, pero han sido recurridas.

 

En el ámbito de lo contencioso hay más variedad: cuatro diligencias relativas a la política sobre el lobo, tres sobre canteras sin autorizaciones legales (Santullán, Hormisa y Laherrán) dos sobre el medio marino (puerto deportivo de San Vicente y Marisma de Raos), otra sobre actividad minera (PI Salia) y una última sobre actividad industrial (Maderas José Saiz, en San Vicente de Toranzo) en zona LIC sin autorizaciones.

 

La defensa del medio ambiente ante los Tribunales de justicia se está consolidando como una faceta muy relevante en el activismo ecologista, como una última línea de batalla contra la degradación ambiental. Aunque no siempre genera los resultados esperados: aunque las resoluciones judiciales suelen ser favorables a las organizaciones ecologistas y anulan autorizaciones o medidas aprobadas por las administraciones, en la mayoría de las ocasiones resulta muy difícil ejecutar las sentencias y restaurar el medio ambiente alterado. Ejemplo de ello es la paralización cautelar de las obras en la Marisma de Raos, después de que hayan finalizado las obras de relleno.

 

Las distintas federaciones y grupos locales de Ecologistas en Acción han llevado a los tribunales en 2020 un total de 244 casos para la protección del medio ambiente.

Las administraciones públicas españolas son grandes vulneradoras de la legislación ambiental en Europa. Muchas sentencias las ganan las organizaciones ecologistas, pero luego no se ejecutan, generando una fuerte impunidad.

La actividad de los distintos grupos y federaciones de Ecologistas en Acción en los tribunales ha sido muy intensa durante 2020, al igual que en años precedentes. Durante el año pasado se iniciaron procedimientos judiciales contra una gran cantidad de asuntos: recursos contra licencias o planes urbanísticos, instalaciones de residuos, autorizaciones de canteras, macrogranjas, proyectos de minería, infraestructuras de transporte como autopistas o protección de vías pecuarias o caminos públicos. También se han llevado a los tribunales casos relacionados con la falta de planes contra la contaminación del aire, gestión de espacios protegidos, denuncias por delitos contra la fauna y furtivismo, vertidos industriales y de depuradoras, incendios en vertederos y plantas de almacenamiento de residuos o asuntos de prevaricación urbanística, entre otros muchos temas.

Los diferentes asuntos que las distintas federaciones de Ecologistas en Acción tienen en tribunales a fecha de diciembre de 2020, se tramitan tanto en el orden jurisdiccional contencioso administrativo (152), como en los tribunales penales (90) y alguno (dos) en los civiles.

Esos 244 casos son tramitados por más de 30 abogados y abogadas ecologistas, que en la mayor parte de los casos realizan su labor de forma altruista, no remunerada. En relación a los territorios, estos casos se reparten según esta relación: 91 en Andalucía, 54 en Castilla y León, 23 en Madrid, 1 en Asturias, 13 en Cantabria, 2 en Aragón, 10 en Castilla-La Mancha, 7 en Catalunya, 1 en Illes Balears, 4 en Euskadi, 10 en Extremadura, 14 en Murcia, 1 en Melilla, 2 en Navarra y 7 en el País Valencià.

 

Ecologistas en Acción destaca que, aunque muchos de estos casos se presentan por agresiones al medio ambiente de empresas o de particulares, sobre todo las denuncias penales, la gran mayoría de sus actuaciones judiciales, sin embargo, son motivadas por resoluciones o acciones contrarias a derecho llevadas a cabo por las administraciones públicas. De hecho, el Estado español es uno de los países europeos que año tras año registra más vulneraciones de la normativa ambiental.