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En muchos lugares del planeta, la gente tiene miedo de dónde pisar. En otros, como Afganistán, ni siquiera es necesario dar un paso, basta con encender la luz o abrir un armario y desencadenar una explosión. Desde hace 20 años, la ONU ayuda a los Estados a librarse de la amenaza de las minas y otros artefactos explosivos. Treinta y un países ya lo han conseguido, pero en otros, como Iraq, la tarea por delante es de dimensiones ingentes.
“El camino hacia la consecución de la Agenda 2030 para el Desarrollo Sostenible debe estar libre de minas terrestres, restos explosivos de guerra y artefactos explosivos improvisados”, afirma el Secretario General de la ONU, António Guterres, en su mensaje con motivo del Día Internacional de información sobre el peligro de las minas y de asistencia para las actividades relativas a las minas, que se celebra cada 4 de abril.
Hace 20 años que se firmó el Tratado de Prohibición de Minas Antipersona. Hasta ahora, 164 países se han sumado a ese instrumento. Desde entonces, las Naciones Unidas ayudan a los Estados a liberarse de la amenaza. Treinta y un países han limpiado sus territorios de explosivos y ochenta han destruido más de 50 millones de minas antipersonal almacenadas, pero aún queda mucho por hacer.
“Todas las personas tienen derecho a vivir en condiciones de seguridad, y a no tener miedo de dónde dan el siguiente paso”, asegura Guterres.
Aunque como añade el actor británico Daniel Craig, que colabora con la ONU para atraer la atención sobre la lucha para librar al mundo de minas terrestres, remanentes explosivos de guerra y artefactos explosivos improvisados, en ocasiones no es solo el miedo a que el primer paso, el segundo o el tercero pueda ser el último.
“Si se encuentra hoy en Afganistán, Iraq, Nigeria, Somalia, Siria o Yemen es posible que ni siquiera necesite dar un paso. Usted podría simplemente encender una luz o abrir un armario, desencadenando una explosión que podría derribar su casa y la de su vecino”.
Convertir los campos de minas en campos de juego
Este año, la ONU ha puesto en marcha una nueva estrategia y ha lanzado la campaña “Terreno seguro” para convertir los campos de minas en campos de juego y recaudar recursos para las víctimas y supervivientes de los conflictos armados.
El Secretario General ha pedido a todos los Estados para que presten apoyo político y financiero.
También rindió homenaje al Servicio de las Naciones Unidas de Actividades relativas a las Minas y a las mujeres y hombres cuya “extraordinaria valentía permite que esa labor vital avance, literalmente, paso a paso”.
Mosul, una tarea hercúlea
Las operaciones de desminado y limpieza de explosivos remanentes de guerra están en curso en las áreas de Iraq que estuvieron en manos del ISIS, pero es un trabajo minucioso y aún más peligroso. ELos explosivos no solo se encuentran bajo tierra, como suele ocurrir en las zonas rurales, sino en cualquier lugar, como los pisos altos de un edificio, según el Servicio de las Naciones Unidas de Actividades Relativas a las Minas (UNMAS).
Las campañas militares lideradas por el gobierno iraquí para recuperar las ciudades bajo mando de los extremistas, también conocidos como Da’esh, desplazaron a más de 5,8 millones de personas entre 2014 y 2017.
Unos dos millones de iraquíes quieren regresar a sus ciudades, pueblos y hogares y la tarea del citado Servicio es garantizar que lo pueden hacer con seguridad.
Se calcula que sólo en Mosul, 7,6 millones de toneladas de escombros necesitan ser escrutadas minuciosamente para que la ciudad vuelva a ser habitable. Gran parte de la Ciudad Vieja fue dañada y destruida durante los meses de lucha puerta a puerta para expulsar a los extremistas de ISIS en 2017.
En Mosul, los explosivos están por doquier, bajo tierra, en los edificios, entre los escombros, en las casas, en los armarios. Hay tantos que los expertos lo definen como “una contaminación en tres dimensiones”.
Según datos del citado Servicio, en 2018, se eliminó cerca de 17.000 explosivos activos. Unos 2000, una cantidad asombrosa para los especialistas, eran artefactos improvisados y otros 2000 tenían sofisticados métodos de detonación, como dispositivos con fusibles de placa de presión, cables trampa, dispositivos de infrarrojos, dispositivos de elevación o de control remoto e, incluso, combinaciones de los cinco.
También se desactivaron 782 cinturones suicidas, muchos de ellos todavía ajustados a los cadáveres de combatientes de ISIS y escondidos entre los escombros.
Este vídeo explica la hercúlea tarea que queda por delante para limpiar la ciudad y que se calcula llevará unos diez años.
Actividades en todo el mundo
El Servicio de las Naciones Unidas ha lanzado recientemente una página web que muestra las actividades que lleva a cabo en 19 países y territorios, junto con la financiación y las propuestas para distintos proyectos.
Para limpiar de minas el mundo se requieren unos 495 millones de dólares. Iraq necesita operaciones de desminado por valor de 265 millones de dólares; Afganistán, de 95 millones y Siria, de 50 millones.
Con esas operaciones se intenta aliviar el sufrimiento de quienes han padecido los devastadores efectos de las minas y “evitar que la gente se despierte por la noche con pesadillas”, como explica Agnès Marcaillou, directora del Servicio.
También se trata, según Marcaillou, de mitigar el sufrimiento de “niños que tienen su futuro comprometido por discapacidades, ya sean mentales o físicas” y de ayudar a los países “que no pueden recuperarse, ya que no pueden tener todas las herramientas que necesitan para reactivar sus economías porque sus tierras están contaminadas”.