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Considera que la gestión del exministro en la ciudad solo ha ralentizado o paralizado las actuaciones puestas en marcha por Iñigo de la Serna.
El Partido Popular de Torrelavega espera que la nueva ministra de Transportes, Movilidad y Agenda Urbana, Raquel Sánchez, haga en Torrelavega lo que Ábalos no ha hecho en tres años. Para los populares la gestión del exministro en la ciudad solo ha servido para ralentizar o paralizar todas las actuaciones que había puesto en marcha el anterior Gobierno del Partido Popular con Iñigo de la Serna como ministro de Fomento.
En este sentido, la portavoz popular, Marta Fernández Teijeiro, ha señalado que por lo único que un torrelaveguense se acordará de Ábalos será por haber frenado obras y por sus escándalos nacionales.
Una nula gestión del exministro en Torrelavega que, según la portavoz, ha sido ensalzada por regionalistas y socialistas hace tan solo 15 días. “Está claro que dichos partidos son nulos defensores del interés de Torrelavega y de sus vecinos”, ha subrayado.
En cualquier caso, ha señalado que el problema de Cantabria no es que esté uno u otro, sino que el problema es Pedro Sánchez y su falta de compromiso con la región porque sus objetivos son otros.
Integración ferroviaria
Por otra parte, la portavoz popular ha calificado como “muy preocupante” la paralización de la integración ferroviaria, y ha recordado que el convenio con De la Serna se firmó en primavera de 2018.
“Han pasado tres años y las obras no están ni siquiera licitadas. Es una verdadera vergüenza y un fracaso de gestión total y completo”, ha denunciado Fernández Teijeiro, para quien la cerrazón del PRC, sin argumentos sostenibles, impide proyectar junto a la futura estación soterrada una estación intermodal de autobuses que pongan en valor la función de Torrelavega en la movilidad sostenible de pasajeros en Cantabria.
Según la dirigente popular, “parece que los regionalistas son felices con una estación de autobuses impresentable en los bajos de un bloque de viviendas junto a un colegio de infantil y primaria”.
A su juicio, se trata de una infraestructura indefendible que no tiene sentido ni desde la movilidad sostenible ni desde la seguridad vial o urbana ni desde la propia organización del espacio de la ciudad.