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La exposición “Pandemia, el COVID en Cantabria” se despide este viernes

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Está organizada por la Asociación Profesional de Fotoperiodistas Cántabros (APFC), en colaboración con la Fundación Caja Cantabria, y muestra 25 imágenes de situaciones vividas por la sociedad cántabra entre los meses de marzo y octubre de 2020.

La exposición ‘Pandemia, el COVID en Cantabria’ organizada por la Asociación Profesional de Fotoperiodistas Cántabros (APFC), en colaboración con la Fundación Caja Cantabria, se despedirá este próximo viernes, 16 de abril, del Centro Cultural Quijano del Ayuntamiento de Piélagos.

Se trata de un proyecto en el que 12 fotoperiodistas cántabros -Joaquín Gómez Sastre, Celedonio, Esteban Cobo, Alberto Aja, Roberto Ruiz, Javier Cotera, Luis Palomeque, Antonio San Emeterio, Juan Manuel Serrano, Pedro Puente Hoyos, Javier Rosendo y Juanjo Santamaría- muestran algunos de los trabajos que realizaron en el periodo comprendido entre marzo de 2020 (momento en el que se decretó el Estado de Alarma y el confinamiento domiciliario) y el pasado mes de octubre.

En total, 25 imágenes de 100×70, que ilustran algunas de las situaciones a las que ha tenido que hacer frente la sociedad cántabra como consecuencia de la pandemia y que ya forman parte de eso que, no sin razón, se ha llamado la memoria colectiva.

Todas y cada una de ellas cuenta con un código QR, que permite al visitante acceder a un pequeño vídeo en el que el autor de cada imagen explica el contexto en el que fue realizada.

La muestra ‘Pandemia, el COVID en Cantabria’, podrá visitarse, hasta el próximo viernes, en horario de tarde, entre las 18:00 y las 20:00 horas.

25 escenas con un denominador común

Las dos salas expositivas de la planta principal del Centro Cultural Quijano albergan este proyecto que traslada al visitante a escenarios insólitos, como las calles vacías o los parques infantiles cerrados con motivo del confinamiento domiciliario o a esas escenas inusuales, ya pasadas, como las largas colas en los supermercados o las familias hacinadas en una ventana con el único objetivo de poder asomarse la calle.

También invita a revivir gestos solidarios, como el reparto de comida y medicamentos por parte de voluntarios; el compromiso y la entrega del personal sanitario y de las residencias de mayores y, cómo no, el dolor por esa separación física y esas pérdidas que trajo consigo la pandemia, especialmente, durante el primer Estado de Alarma.