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Francisco Marín, presidente de la Sala de Lo Civil del Tribunal Supremo considera que la alteración más palpable que ha provocado la pandemia en el consumidor ha sido el “aumento del miedo” en la población, lo cual ha provocado “una gran desconfianza” , debido a los cambios de criterio “constantes” en el uso de mascarillas, los modos de contagios o las pautas de vacunación.
Marín ha participado en la quinta jornada del XIV Encuentro Interautonómico sobre la Protección Jurídica del Paciente, parte de los Cursos de Verano de la Universidad Internacional Menéndez Pelayo (UIMP), donde ha analizado las principales sentencias que en la sala de lo Civil ha dictado con respecto a los derechos del consumidor durante la pandemia.
El magistrado ha ahondado el tema de la vacunación, asegurando que algún hipotético efecto adverso de las vacunas a largo plazo podrían no ser responsabilidad del Estado, aunque ha matizado que “sería algo que habría que valorar en un hipotético caso de demanda”.
“Una de las reglas de la responsabilidad civil de la Administración es que, si se ha adoptado una decisión con arreglo al estado de la técnica de ese momento y a los conocimientos científicos, no habría responsabilidad”, ha asegurado el magistrado.
En este sentido, el magistrado ha señalado que existe jurisprudencia sobre casos similares, como “los contagios de VIH por transfusión de sangre”, que según ha apuntado, no generaron responsabilidad porque los conocimientos científicos en ese momento impedían saber que se estaba obrando mal.
De este modo, Marín ha opinado que los ensayos “han demostrado que son perfectamente seguras” debido a que “ha habido muchas comprobaciones y ensayos” y ha indicado que “nadie sabe si tendrá efectos negativos a largo plazo”.
Además, ha señalado que al igual que en el caso de la Covid-19, este caso se podría dar “en cualquier medicamento” que tenga unos efectos a largo plazo y ha apuntado a que también se tendría en cuenta “la urgencia a la hora de vacunar para garantizar la salud pública”.
Mascarillas defectuosas
El magistrado ha asegurado que la sala de lo Civil del Tribunal Supremo “aún no ha resuelto ningún tema relacionado con la pandemia”, ya que de momento estas temáticas se han resuelto por los tribunales de primera instancia, aunque ha señalado que “llegarán”.
Respecto a las mascarillas defectuosas, y el hipotético efecto que pudieran tener en la salud por producir contagios, el jurista ha opinado que “podría ser aplicable la normativa de productos defectuosos” y que el productor tenga que responder por estos fallos.
Marín ha apuntado la dificultad para identificar a los productores, sobre todo “en las primeras fases de la pandemia”, por lo que considera que “en algunos casos la responsabilidad caerá en los distribuidores”.
El derecho como límite de la ciencia
Con relación a esto último, el magistrado ha destacado que “el ciudadano ha respondido con sentido común al negarse a vacunarse con Pfizer”, apelando a la polémica del cambio de criterio para combinar vacunas de AstraZeneca.
El jurista ha considerado que “el consentimiento informado debería haberse hecho para recibir la segunda dosis de Pfizer, y no de AstraZeneca”, ya que, según ha indicado, se trata de dos medicamentos diferentes.
Por ello, Marín ha opinado que “el derecho tiene que poner límites a la ciencia”.