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“Con su gasolina, este motor no anda. La economía se frena y el empleo se frena”, advierte Buruaga al Gobierno.
Sostiene que el presupuesto no es lo que Cantabria necesita, sino lo que a socialistas y regionalistas les conviene y nada más.
Defiende una bajada de impuestos a todos los cántabros para impulsar el crecimiento y reducir la presión fiscal a empresa y pymes.
Lamenta el talante del Gobierno: rodillo, rodillo y rodillo, y subraya que quien solo se escucha a sí mismo vive de espaldas a la realidad.
Está en todas las hemerotecas. Desde el primer momento de la legislatura y durante todo el tiempo, nuestra voluntad y ofrecimiento al Gobierno ha sido la de pactar los presupuestos.
Siempre hemos entendido que, para recuperar y transformar la economía de Cantabria y su mercado de trabajo, es mucho mejor un pacto que respete algunas de nuestras propuestas que dejar a la región en manos de las políticas de la izquierda y de esas recetas paralizantes que nos mantienen a la cola del crecimiento económico y del empleo y a la cabeza en pérdida de oportunidades.
Sí, porque el Gobierno que trae al Parlamento este proyecto de ley es el mismo que tiene a Cantabria creciendo a un raquítico 0.6%, mientras España lo hace a un 2.7, según la AIREF, y el mismo que ha destruido empleo en octubre mientras el conjunto del país lo ha creado.
Les voy a recordar lo que decía la consejera de Economía el año pasado en este mismo debate: “Estamos ante un presupuesto histórico que va a sentar las bases de un crecimiento firme y equitativo y a garantizar la recuperación tras la crisis sanitaria”.
Y efectivamente ha sido histórico, un fracaso histórico, porque su presupuesto nos deja hoy una región a la cola de la recuperación de España, con un rebote interanual casi cinco veces inferior al nacional.
¿Escenario aventajado, Sra. consejera, con uno de los crecimientos más bajos de todas las regiones españolas?
Una Cantabria que, en medio del mayor estímulo fiscal y monetario de nuestra historia reciente, reduce el paro registrado menos que el conjunto del país: un 5% frente a un 15%. Con 38.500 parados, casi 2.000 personas en ERTE, más de 700 autónomos en cese actividad y 1.500 empresas menos cotizando sostienen ustedes que la reactivación está en marcha.
Una Cantabria que crea menos empleo que España, a un ritmo del 2% frente a casi un 4% nacional, y que apenas ha creado empleo en el último año para los mayores de 44 años, que son más de la mitad de los parados y en su mayoría mujeres, porque esta es su perspectiva de género, para la retórica, pero no para las políticas económicas, presupuestarias, ni de empleo.
Una Cantabria a la cola en I+D+I, en actividades innovadoras o en transformación digital. ¡Vamos, que el cambio de modelo productivo va como tiro en la Comunidad!
Y una Cantabria que lidera el aumento de la pobreza y la exclusión social mientras nuestros jóvenes son los que más dificultades tienen para emanciparse de todo el país, cuando no son directamente empujados a emigrar. A esto le llaman ustedes recuperación justa.
Esa es la Cantabria mejor que iban a construir este año y estas son las verdaderas consecuencias de sus políticas económicas y sus presupuestos.
Ahí las tienen, con nombres y apellidos, porque detrás de su fracaso sin paliativos hay miles de personas que no ven el final de un ciclo de dolorosa destrucción de empleo, riqueza y oportunidades.
Los mismos que nos prometieron una recuperación robusta para este año, nos aseguran ahora que el próximo va a ser una fiesta. Cuidado con la euforia, sres. del Gobierno, porque el PIB refleja lo que refleja el empleo: una recuperación coyuntural, pobre y muy endeudada.
Cantabria podría ir bien, pero va mal y no hay ningún motivo para pensar que lo mismo, pero más fuerte va a funcionar ahora. Es más, los resultados serán los mismos y aún peores, porque cuanto más se pisa el acelerador en la dirección errónea, más se aleja su Gobierno del objetivo que la sociedad cántabra necesita.
Así pues, desde nuestro punto de vista, era preferible pactar y tratar de arreglar algo que ver cómo Cantabria entra en una deriva cada vez más peligrosa de letargo y pérdida de oportunidades.
Sin embargo, en esta ocasión no se han molestado ni en hacer el paripé. Ni escucha, ni diálogo previo, ni negociación.
El paso por esta Cámara es un simple trámite formal que hay que cumplir. Eso sí, con triunfalismo a raudales y mucha propaganda, convirtiendo el patio de este Parlamento en una gala mitin del Partido Socialista.
¡Menudo despliegue, Sra. consejera! Ha superado usted al otro Sánchez y, como el otro Sánchez, no tienen intención de ceder nada ni en nada, tan sólo de vetar la alternativa económica del Partido Popular.
Rechazan reiteradamente nuestra mano tendida como si una crisis tan grave y excepcional pudiera solucionarse por el rodillo de la mayoría y eso es tener objetivos solamente partidarios y una visión muy corta de las cosas. Este es el famoso talante: rodillo, rodillo y rodillo, ni autocrítica, ni dejarse ayudar.
Qué tomen buena nota los ciudadanos de cómo se gobierna Cantabria, con un Gobierno que sólo se escucha a sí mismo y vive de espaldas a la gente y a su realidad.
Nosotros pedimos hoy a este Parlamento que devuelva este proyecto de ley al Gobierno para que se abra un auténtico diálogo y se alcance un mínimo consenso sobre la recuperación que Cantabria necesita en un año en el que todavía la pandemia y sus secuelas van a perturbar la vida de nuestra región.
Ese debería ser el objetivo de este presupuesto clave: recuperar Cantabria. De eso estamos hablando, de superar los estragos económicos, laborales y sociales de la pandemia y no de cebar la maquinaria electoral; de cómo estas cuentas van a apoyar el crecimiento de familias y empresas y no de regar de millones a los intereses políticos particulares con el dinero de los contribuyentes, porque eso es despilfarro.
De eso va este debate, de cuándo Cantabria va a empezar a progresar y no de su demagogia vestida de números.
La única verdad de sus cuentas es que son las más altas de la historia de la comunidad, aunque no tanto como nos quieren hacer creer.
Si comparamos este presupuesto con el realmente ejecutado en 2021, que asciende a 3.176 millones, el incremento real se reduce a 164 millones, un 5,1% que se comerá por completo una inflación desbocada del 5,5% en Cantabria. La conclusión es una: el estancamiento real del gasto.
Trampas aparte, este no es un presupuesto súper expansivo en el gasto, sino un presupuesto que ni siquiera sigue el ritmo de los precios.
El cuadro macroeconómico que lo sustenta está ya invalidado y cuando todas las previsiones macroeconómicas son falsas, los ingresos también lo son y las de gasto no se pueden mantener.
Se están pasando ustedes de frenada y Cantabria va a acabar derrapando. Nadie en su sano juicio se cree que Cantabria vaya a crecer el próximo año más que Alemania, un 8,6%, y este un 7,8%.
Su seguidismo al Gobierno de Pedro Sánchez y a su propaganda económica les ha llevado a asumir unas proyecciones de crecimiento de fábula que han desacreditado las veinte principales casas de análisis españolas e instituciones como el Banco de España, la AIREF, la Comisión Europea o el FMI, las de Sánchez y las suyas, de la misma tacada.
Todos los servicios de estudios estiman que Cantabria crecerá este año 2 puntos menos de lo que usted dice y el próximo incluso 3, lo que puede suponer en dos años una desviación a la baja de 700 millones de euros en nuestra economía regional.
¿Y dice usted que este presupuesto es prudente y su proceder responsable, Sra. consejera?
Sr. presidente, diga algo y haga algo. Se han quedado ustedes solos en la defensa de unas cifras cuyo incumplimiento se da por supuesto y sin coartada en la que escudarse ante un pinchazo de tal magnitud.
La economía se está frenando y mantener esas previsiones fallidas y estos presupuestos ficticios es hundir la credibilidad de la región, cuando lo que hace falta es certidumbre.
Certidumbre que demandan todos los sectores económicos.
La industria, con el encarecimiento de todos sus costes, la presión inmisericorde del Gobierno socialista en condiciones energéticas y ahora, con más costes laborales justo cuando nuestras fábricas reducen turnos y producción para atravesar la tormenta. Hace falta mucha política industrial que este presupuesto no ofrece para contrarrestar esta problemática.
Sin industria no habrá bienestar en Cantabria. O la mantenemos en torno al 20% de nuestra economía o seremos una región víctima, aún más, de las oscilaciones de temporada. No tendremos trabajadores fijos de la producción, sino temporeros de los servicios.
¿Esa es la Cantabria del Partido Regionalista? No lo sé, pero parece que la de su socio, el Partido Socialista, sí.
Y qué decir de los ganaderos y el mundo rural, que cuantos más anuncios de la Consejería leo, más agobiados están los productores de nuestra región. El sector primario se hunde ante la inacción de su Gobierno y de nada sirve que les acompañen en las manifestaciones si después le abandonan sin un plan de choque porque no habrá ni más presupuesto, ni fondos europeos, ni ayudas directas para soportar la situación.
A pesar de la reapertura económica, el comercio minorista está en cifras anuales negativas desde este verano. En enero, cierra Zara en Torrelavega y eso sí que es un símbolo de la marcha de esta comunidad y una advertencia bien seria también porque sin Torrelavega y la comarca del Besaya no habrá recuperación en Cantabria.
Cae la cifra de negocio porque se vende menos; se vende menos porque la gente compra menos, y compra menos porque tiene menos recursos o menos confianza en el futuro inmediato de una región con una mayoría de personas que cree que los próximos cinco años no va a ir bien.
No hay credibilidad en estas políticas y ese es un hecho que no van a cambiar insistiendo en las mismas soluciones para viejos problemas que nunca se resuelven.
Esta no es una discusión académica o de diez millones arriba o abajo, como dice la consejera de Economía; es algo muy real que afecta a familias y empresas de Cantabria.
Este presupuesto no sirve para dar respuesta a las grandes preocupaciones del presente que son el crecimiento económico y el empleo. Al contrario, es un estorbo para la recuperación, un tiro en el pie.
Con su gasolina, este motor no anda. Con su gasolina, la economía se frena y el empleo se frena. Si a eso sumamos la infernal burocracia que ustedes oponen a las empresas y los excesivos impuestos que impiden a las familias consumir, vamos marcha atrás.
Dice el Gobierno que no sube los impuestos y yo le digo que ya los ha subido bastante, que no puede subirlos más y que tiene que bajarlos. Los ha subido el Gobierno de Cantabria, los ha subido el Gobierno de Pedro Sánchez y lo volverá a hacer el próximo año gracias al apoyo de socialistas y regionalistas a los Presupuestos Generales del Estado.
Unos presupuestos que además de consolidar la subida de impuestos de 2021, incluyen un brutal hachazo a los autónomos, otro más; penalizan los planes de pensiones; suben el tipo mínimo del 15% en el impuesto sociedades, el impuesto de matriculación o los impuestos al tabaco.
Sumen a todo ello la inflación que no da tregua y empobrece a los hogares; la subida desbocada de la luz, de los combustibles y de la cesta de la compra; el peaje en las carreteras y la subida de las cotizaciones sociales, el impuesto por trabajar, a los trabajadores.
Vamos, lo que vienen siendo los impuestos a los ricos, porque por las carreteras solo circulan los ricos y los demás vamos en burro y nos iluminamos con velas.
Cantabria lo está pasando mal. Necesitamos estabilidad, crecimiento económico y empleo y, por eso, abogamos por la bajada de impuestos, la eliminación de trabas burocráticas, la flexibilización del mercado laboral y la eficiencia del gasto público.
Es urgente bajar impuestos para impulsar un crecimiento que se sitúa entre los más bajos del conjunto de las comunidades autónomas españolas y reducir la presión fiscal sobre las pymes y las familias.
Y negarse a hacerlo, consolidando todas las subidas de impuestos de la anterior legislatura, es seguir debilitando la economía de empresas y familias y una razón más que suficiente para justificar esta enmienda.
Nunca un Gobierno ha recibido más ayuda y ha hecho tan poco como el suyo por socorrer a sus ciudadanos cuando más lo necesitan.
Se lo recuerdo para su sonrojo: 41 millones de ayudas COVID en dos años para nuestro tejido empresarial. Nadie les ha ayudado menos.
Pero ya les anticipo que con este presupuesto habrá menos para todos porque las ayudas a familias y empresas caen cerca de un 9%, exactamente 66 millones menos de lo definitivamente consignado en este ejercicio.
Nosotros proponemos devolver a los cántabros 110 millones de euros en impuestos que, además, retornarán de inmediato a circular en la economía.
Se debe y se puede, Sr. presidente. Hasta la izquierda en Europa está bajando impuestos porque menos impuestos no significa menos recaudación ni menos bienestar, sino todo lo contrario. Significa más confianza y más actividad económica, más consumo familiar, más inversión empresarial, más empleo, más rentas y, por tanto, más recaudación y más recursos públicos para alimentar nuestra sociedad de bienestar.
Ustedes prefieren seguir exprimiendo a los cántabros mientras disparan el gasto en altos cargos de la administración en 2 millones de euros anuales y aumentan sin control el entramado clientelar de fundaciones y empresas públicas.
Y es que su estimación de pérdidas para 2022 es de 46 millones de euros en un volumen de negocio de 124, lo que significa que por cada tres euros que ingresan, uno se pierde.
La evolución desde 2016 es para echarse a temblar. Los gastos de personal aumentan un 70%, las pérdidas un 85% y el volumen de negocio tan sólo un 26%. Traducción: en siete años, 210 millones de pérdidas. Luego dicen que no pueden bajar los impuestos.
La distribución del gasto habla por sí sola de sus prioridades: más gasto corriente improductivo, más deuda y también más inversión pública. ¡Otro presupuesto récord histórico en inversión!
Suena bien si no fuera porque ya nos conocemos, si no fuera porque a 31 de octubre no han llegado ustedes ni a la mitad, con el menor porcentaje de ejecución en inversión de los últimos tres años porque su Gobierno no trabaja y no funciona.
Año tras año, y van seis, anuncian inversiones que primero recortan y después aparcan porque no están concluidos ni los proyectos ni su tramitación, como en el caso de la Pasiega, la integración ferroviaria de Torrelavega o el MUPAC.
Para hacer obra pública y ejecutar presupuesto hay que planificar, proyectar y tramitar primero y la terrible realidad es que casi todos los proyectos estratégicos se les está pasando a ustedes el arroz. La respuesta es siempre la misma: todavía no, se va a hacer, este año no, pero el que viene sí.
Y suena bien si no fuera porque fían ustedes ese empuje inversor a unos fondos europeos que, a día de hoy, son un misterio en nuestra comunidad autónoma porque seguimos sin saber ni qué, ni cómo, ni cuándo.
Lo que ya sabemos, porque lo dice su presupuesto, es que un tercio de esos fondos se van a destinar no a actuaciones de carácter económico para trasformar la economía, la empresa y el territorio, sino a financiar el gasto corriente de la propia administración.
Ni lo entienden ni lo quieren entender. No quieren entender que son fondos para los ciudadanos y no para sus gobiernos y así nos lucirá el pelo.
Viven ustedes en la mentira permanente. Prometen lo que no van a cumplir y además presupuestan irresponsablemente gastos a la baja en los servicios públicos esenciales que dicen blindar.
Sigan llenándose la boca con la sanidad pública, pero lo cierto es que su presupuesto condena a la precariedad a nuestro servicio público de salud con un déficit estructural por encima de los 100 millones de euros.
No hay más que mirar los datos de ejecución para darse cuenta de que no llega ni para cubrir los gastos fijos, ni siquiera la receta farmacéutica de la población o la subida salarial de las plantillas.
Este presupuesto hace imposible, y lo saben, invertir en nuestros profesionales sanitarios y avanzar en la mejora de sus condiciones de trabajo, así que el pronóstico es bien sencillo: ni solución al déficit de profesionales, ni plan para recuperar la asistencia no Covid, ni mejora de la Atención Primaria, ni reapertura de los consultorios rurales cerrados, ni reducción de listas de espera, ni nuevas infraestructuras sanitarias. Nada de nada, salvo las facturas en el cajón, porque han vuelto ustedes a las andadas.
Y qué voy a decir de una Consejería que no es capaz ni de tramitar los carnés de familia numerosa. Las cuentas en Política Social son las mismas y las promesas también, pero son muchas más las personas que se van a quedar atrás.
Presumen mucho de escudo social, pero la realidad es que con ustedes y sus políticas crece la pobreza, aumentan las dificultades para llegar a final de mes y baja el presupuesto para atender a los más vulnerables.
Casi 140.000 personas en riesgo de pobreza en Cantabria, de ellas más de 25.000 en situación de privación material severa, que malviven y hacen frente a sus necesidades más básicas gracias a la ayuda de entidades privadas, y ustedes recortan presupuesto y son incapaces de acabar con el descalabro del Ingreso Mínimo Vital y arreglar su disfunción con la Renta Social Básica.
Habrá codazos para salir en la foto el próximo 3 de diciembre, pero tres años después de la aprobación de la Ley de Derechos y Garantías de las Personas con Discapacidad no han dado un solo paso ni han destinado un sólo euro a desarrollarla en nuestra comunidad.
De la misma manera que dejan ustedes atrás a las personas dependientes, a día de hoy, 4.151 personas con derecho a prestación, excluidas de nuestro sistema de atención a la dependencia y ahí seguirán mientras ustedes no presupuesten lo que vale.
Mientras, sigan haciendo trampas al solitario como las que hacen también con el presupuesto de educación, al que le faltan al menos 25 millones en el capítulo de personal y otros 12 en conciertos educativos, unos gastos que, como no pueden dejar de pagar, acabarán recortando de las partidas de inversión o fomento del empleo, fieles a su tradición.
Su presupuesto avanza una educación a dos ritmos, olvidando a los más vulnerables y distinguiendo estudiantes de primera y de segunda en función de dónde vivan, la etapa que cursen o de si optan por el modelo 100% público o el modelo de conciertos, al que se impone ese dogma del Partido Socialista de que es una formación subsidiaria de la pública.
No fija un horizonte de refuerzo de la educación en Cantabria, porque su único horizonte son las elecciones de mayo de 2023.
Este presupuesto no es, ni de lejos, lo que Cantabria necesita. Es lo que a la coalición socialista y regionalista le conviene y nada más.
Debería generar ilusión más que nunca y nos deja muchas dudas, como siempre.
Pagarán ustedes los sueldos del capítulo 1, las subvenciones del 4 y amortizarán la deuda del 9. Y lo demás, ya lo iremos viendo.
Mientras, una de las presiones fiscales más altas de España pesará sobre unas familias cuyo coste de la vida se está disparando.
Eso es lo que entienden ustedes por progresismo, aunque no es más que un abuso.
Y así no, Sr. Revilla. Han elegido ustedes el rodillo, pues pasen el rodillo, pero no hagan comulgar a la gente con ruedas de molino.
Podría haber sido uno de los mejores presupuestos de la historia de Cantabria, pero va a ser uno de los peores, una oportunidad perdida para gobernar de verdad y transformar la región.