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Ramón Muriedas y su Neptuno Niño quedan desde hoy “unidos para siempre” junto a la playa del Camello
- Así lo ha destacado la alcaldesa de Santander, Gema Igual, quien ha presidido el homenaje al escultor, que le ha brindado la ciudad y que se ha hecho coincidir con la vuelta del Neptuno Niño a su emplazamiento
- Ha recordado que esta escultura luce de nuevo en todo su esplendor gracias a la iniciativa de los propios santanderinos, que incluyeron su recuperación como una de las propuestas ciudadanas para que el Ayuntamiento la acometiera con cargo a los presupuestos participativos
- Ramón Muriedas hijo ha recordado al hombre amigo de sus amigos, cariñoso, extremadamente sencillo y humilde en lo profesional y al artista que tuvo sus comienzos en las playas de Santander y acabó exponiendo su obra en 4 de los 5 continentes y siendo reconocido con el Premio Nacional de Escultura
El artista Ramón Muriedas y su escultura del Neptuno Niño han quedado, desde hoy, “unidos para siempre” junto a la playa del Camello, donde se ha colocado una placa que homenajea al escultor frente a su obra, que, tras su restauración, ha vuelto a su emplazamiento, coronando el promontorio del que estaba ausente desde 2012.
Así lo ha destacado la alcaldesa de Santander, Gema Igual, quien ha presidido el homenaje al escultor, que le ha brindado la ciudad, en el que han intervenido también su hijo, Ramón Muriedas; su sobrina Fuencisla Miguel Muriedas, quien ha glosado su faceta artística, y su hermano, Gerardo Muriedas, que ha relatado varias anécdotas de su vida en común, así como la presidenta de UNICEF Cantabria, Esperanza Botella.
“Con la colocación de esta placa, queremos que Ramón Muriedas y el Niño Neptuno no se entiendan el uno sin el otro, que sigan unidos para siempre y que quien pase por aquí y admire la escultura, tenga también un momento de recuerdo y admiración para su autor”, ha explicado la alcaldesa.
Igual ha recalcado que el Niño Neptuno ha formado parte, durante 40 años, del paisaje de la ciudad y de la vida de los santanderinos –los que, como ella, eran niños en 1979 cuando UNICEF encargó a Ramón Muriedas esta obra en homenaje a la infancia para que fuera colocada sobre esta famosa roca de esta Playa del Camello- y todos los que lo han sido en los años siguientes, y también sus padres y abuelos, que lo han disfrutado y admirado.
“Si fuéramos capaces de reunir todas las fotos de turistas y de los propios santanderinos que lo han retratado, estoy segura de que serían miles, pero quienes hemos pasado muchos días de verano en esta playa no necesitamos ninguna imagen impresa o digital para tenerlo presente porque lo llevamos grabado en la retina”, ha declarado la alcaldesa.
Igual se ha referido al “aire delicado y hasta frágil” del Neptuno Niño, que contrasta con el poderoso Neptuno adulto que retrata la mitología clásica y ha ensalzado la “forma genial” que encontró Muriedas “de aunar la infancia que le encargó retratar UNICEF y el mar del entorno que iba a constituir el hogar de este niño tan especial”.
En su opinión, se trata de una “excepcional muestra de su maestría y su talento”, que la ciudad le ha reconocido, una vez más, con este acto de homenaje.
La regidora santanderina ha agradecido a la familia de Ramón Muriedas que permitiera que esta obra -de la mano de José Cobo, a quien ha mostrado también su reconocimiento- pudiera ser recuperada “para que vuelva al lugar que le pertenece y siga representando el valor que los niños tienen en nuestra sociedad”.
Igual ha recordado que esta escultura luce de nuevo en todo su esplendor gracias a la iniciativa de los propios santanderinos, que incluyeron su recuperación como una de las propuestas ciudadanas para que el Ayuntamiento la acometiera con cargo a los presupuestos participativos.
“Son los santanderinos, que han pedido su vuelta, quienes más van a poder disfrutar y presumir con la presencia y la mirada, desde su atalaya, del que es prácticamente un santanderino más al que, eso sí, no le afecta el paso del tiempo y que, desde su infancia eterna, nos hace recordar, con cariño y con una leve sonrisa, a los niños que fuimos”, ha subrayado.
Por su parte, Ramón Muriedas hijo ha recordado al hombre amigo de sus amigos, cariñoso, extremadamente sencillo y humilde en lo profesional, una persona exquisita en sus gustos y modales, con un gran sentido estético que valoraba mucho la autenticidad y la valía humana; y al artista que tuvo sus comienzos en las playas de Santander, donde empezó a modelar haciendo castillos de arena, y acabó exponiendo su obra en 4 de los 5 continentes, siendo reconocido con el Premio Nacional de Escultura o nombrado académico de las Bellas Artes de Brasil.
Ha destacado, además, que su obra está presente en los museos más importantes, entre ellos el Reina Sofía, el Museo de Arte Contemporáneo de Barcelona o el MAS, y que es autor de esculturas como el Gerardo Diego de la Avenida Reina Victoria, la madre del emigrante en Gijón o el conjunto escultórico para la sede del BOE en Madrid.
Muriedas ha relatado que el artista, que nació en Villacarriedo pero se fue a vivir a Santander a una edad temprana tras la muerte de su padre, “amaba mucho” una ciudad que, entonces, era muy distinta a la que hoy conocemos: “repleta de prados, salvaje e inexplorada”, a la que accedía adentrándose, explorando y descubriendo. “Ese mundo idílico es el germen de su trabajo”, ha relatado.
“Hoy es uno de los días más felices de mi vida por dos razones: porque se está restaurando esta escultura, que es una de las más importantes de la ciudad y que todo el mundo quería que se recuperarse, y porque se está homenajeando a uno de los artistas más importantes de esta tierra y de España”, ha apuntado Ramón Muriedas, quien ha hecho un llamamiento para que se respete el Neptuno Niño.