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El presidente llama a la ministra de Transportes y a los grupos parlamentarios a implicarse para que la nueva infraestructura esté ejecutada antes de 2040.
El presidente de Cantabria, Miguel Ángel Revilla, ha vuelto a pedir el apoyo del Gobierno de España y de los diputados que representan a la Comunidad Autónoma en el Congreso para impulsar la inclusión de la conexión ferroviaria Santander-Bilbao en la Red Básica Ampliada de la RTE-T y garantizar así su ejecución antes de 2040.
Para ello, ha remitido sendas cartas a la ministra de Transportes, Movilidad y Agenda Urbana, Raquel Sánchez, y a los cinco diputados por Cantabria, con el fin de lograr su implicación en el proyecto y su apoyo a la enmienda que el Gobierno de Cantabria presentará al informe que los ponentes de la reforma del reglamento sobre la red transeuropea de transportes, Bárbara Thaler (PPE) y Dominique Riquet (RENEW), remitieron a la Comisión el pasado 26 de octubre, sin incluir el tren a Bilbao en la red básica ampliada, como pretende la Comunidad Autónoma.
De este modo, el presidente intenta sumar el respaldo de los diferentes grupos parlamentarios españoles a la enmienda que el Ejecutivo presentará en el plazo abierto hasta el próximo 10 de noviembre, en la que liga la mejora del trazado ferroviario entre Santander y Bilbao a la conexión transfronteriza entre Euskadi y el sur de Francia, incluida en la red básica para su conclusión antes de 2030, como una parte prioritaria del corredor del Atlántico y su unión con Europa.
La enmienda cántabra defiende que los dos proyectos tienen “un importante carácter estratégico” y cualquier retraso “tendrá efectos muy negativos en los objetivos de cambio climático fijados por la UE”.
Destaca además que las regiones costeras del Cantábrico sufren “un estancamiento” motivado en parte por “una deficiente red ferroviaria que perjudica su competitividad”. En este sentido, asegura que el nuevo tramo ferroviario Santander-Bilbao tendrá un impacto de 11.500 millones de euros, con un trasvase de viajeros del 123%, un aumento del transporte de mercancías del 150% y una importante reducción de las emisiones de CO2.
Asimismo, indica que el nuevo tramo ferroviario “tiene en cuenta la necesidad de reforzar la conexión con Irlanda tras el Brexit”, dados los enlaces marítimos existentes entre Bilbao y Santander y la conexión portuaria irlandesa entre Cork y Cantabria, que “vinculada al tramo ferroviario propuesto ofrecerán una gran oportunidad en términos logísticos”.
“El 60% de las mercancías exportadas desde Cantabria van al Valle del Ebro o a Europa a través del País Vasco”, explica la enmienda, en la que el Gobierno explica que la relación económica y social diaria entre Cantabria y Euskadi constituye “una conurbación de facto que provoca un gran desequilibrio en los desplazamientos, con una intensidad media diaria de 52.000 vehículos en las autopistas que unen ambos territorios, mientras que las conexiones con Castilla y Asturias alcanzan los 11.000 y 9.000 automóviles diarios, respectivamente.
Ante esta situación, el ferrocarril actual “no es una alternativa”, puesto que tarda 3,15 horas en recorrer los 100 kilómetros que un coche hace en una hora, motivo por el que el 98% del tráfico discurre en la actualidad por carretera y hace de la autovía Santander-Bilbao “una de las tres más congestionadas de España”.
Petición de apoyo
En la carta remitida a la ministra Raquel Sánchez, Revilla le insta a defender la inclusión del tren a Bilbao en las negociaciones que ya se están llevando a cabo en los grupos de trabajo del Consejo, con el fin de lograr la modificación de los mapas que incorpora la propuesta de reglamento para incluir este corredor “fundamental para el futuro de Cantabria”. “Sé que eres consciente de la importancia esencial de tu implicación para que este objetivo fructifique, porque las propuestas promovidas por una autoridad regional sólo se tienen en consideración si cuentan con el apoyo del Estado”, concluye la carta del presidente de Cantabria.
En el caso de los diputados por Cantabria, les invita a incorporar sus propias aportaciones a la enmienda y a recabar el respaldo de sus respectivos grupos parlamentarios en Europa, ya que la reforma del Reglamento será sometida a votación en Comisión a principios de 2023 y en el Pleno antes del próximo verano.