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Gema Igual y María Luisa Sanjuán inician la primera toma de contacto con las instituciones, asociaciones y colectivos de la ciudad para poner en marcha el homenaje al ilustre prohombre y mecenas santanderino
La alcaldesa, Gema Igual, y la concejala de Cultura, María Luisa San Juan, se han reunido esta tarde con diversas instituciones, asociaciones y colectivos para empezar a perfilar un programa conjunto de conmemoración del centenario del nacimiento de Eulalio Ferrer, que cuenta con el conocimiento de la hija del ilustre prohombre y mecenas santanderino, Ana Sara Ferrer.
Al encuentro, que supone una primera toma de contacto organizada por el Ayuntamiento para articular todos los actos que se van a desarrollar el próximo 26 de febrero de 2020, han asistido representantes del Parlamento de Cantabria, la Fundación Bruno Alonso, el Ateneo de Santander, el Centro De Estudios Montañeses, la Asociación de la Prensa de Cantabria y la Asociación de Mayores Eulalio Ferrer.
Gema Igual ha explicado que, con esta reunión, el Ayuntamiento ha tomado la iniciativa para coordinar las diversas actuaciones que tengan previstas los colectivos y articularlas, junto con las del Consistorio, en un programa conjunto. Además ha invitado a todas las organizaciones que quieran formar parte del homenaje a que participen, ya que se ha abierto un plazo de aproximadamente un mes para proponer actividades, coordinarlas posteriormente y finalmente hacerlas públicas.
La alcaldesa hace hincapié en que en este proceso participará de forma activa la hija del excepcional comunicador, Ana Sara Ferrer, y, que por supuesto, todos los actos que se desarrollen contarán con el visto bueno de la familia antes de hacer partícipes a todos los santanderinos.
“Eulalio Ferrer es un referente cultural imprescindible para Santander, y todos los santanderinos le debemos su aportación tanto intelectual como material a la ciudad”, comenta la regidora, y por ello apunta que desde el Ayuntamiento se pretende “que la conmemoración del centenario de su nacimiento esté a la altura de su persona o, al menos se acerque, porque la generosidad, cercanía, humildad, profesionalidad y talento de este ilustre prohombre es muy difícil de igualar”.
Gema Igual recuerda que Santander le entregó a Eulalio Ferrer en 1982 la Medalla de Plata de la ciudad y veintidós años después, en 2004, le distinguió con el título de Hijo Predilecto. “Celebró en vida estas dos primeras distinciones, aunque lamentablemente no pudo disfrutar la tercera, en 2009, poco después de su fallecimiento, cuando se denominó una céntrica calle con su nombre”, apunta la regidora.
Los reconocimientos no quedaron ahí y el Ayuntamiento siguió colaborando con el Premio Internacional Eulalio Ferrer, que se entrega alternativamente en Santander y en México, y que está organizado junto a la Fundación Cervantina de México y las universidades de Cantabria, Guanajuato y Autónoma de México. Además, en mayo de 2015 también se le homenajeó utilizando su nombre para denominar al Centro Cívico de La Marga, denominación que también posee el Centro de Mayores de la zona.
“Desde el Ayuntamiento nos vamos a volcar en esta celebración conmemorativa del nacimiento de este hombre irrepetible, hijo de un modesto tipógrafo santanderino que se convirtió en padre de una generación de luchadores; que llevó una vida entregada a la comunicación y la actividad empresarial en defensa del español e intensa en todo lo relativo a la palabra y a su amor incondicional por Santander”, añade Gema Igual.
Biografía
Eulalio Ferrer nació un 26 de febrero de 1920 en Santander en el seno de una familia humilde. Estudió en el colegio de Los Salesianos y posteriormente en la Escuela Laica de Magallanes. En 1935 trabajó como periodista en el diario La Región y ya en plena Guerra Civil envió crónicas desde el frente de Burgos al periódico El Cantábrico.
En julio del 1940 llegó exiliado a México, tras haber permanecido en diferentes campos de concentración en Francia. De esta experiencia, relató que en Argelès sur Mer, cambió un libro por una cajetilla de tabaco. Ese libro era Don Quijote de la Mancha, en una edición de Calleja de 1912 y, a sus 19 años, esa lectura marcó su vida para siempre, tomando como misión difundir en el mundo la obra de Cervantes y, a través de ella, el idioma español.
Al llegar a México, Eulalio Ferrer se estableció con sus padres y sus hermanas en Oaxaca, donde se ganó la vida durante un tiempo recitando poemas de Federico García Lorca y Antonio Machado.
Posteriormente continuó con su labor periodística en la revista Mercurio, de la cual fue director durante más de 10 años. En 1946 ingresó al ámbito de la publicidad; al año siguiente fundó la agencia Anuncios Modernos y en 1960 puso en marcha Publicidad Ferrer y Comunicología Aplicada.
Ferrer fue creador y colaborador del Ateneo Español en México, de la Fundación Cervantina de México y del Premio Internacional Menéndez Pelayo de Santander hoy conocido como Premio Internacional Eulalio Ferrer.
Entre las distinciones que recibió a lo largo de su vida sobresalen la Orden al Mérito Civil de España, la Medalla de Plata de Santander, Doctor Honoris Causa por la Universidad Complutense de Madrid y la Universidad de Cantabria; presidente de la Red Cervantina Mundial, además de haber sido académico de la lengua como correspondiente de la Real Academia Española, de la Academia Norteamericana de la Lengua Española y ocupante de la Silla XXII de la Academia Mexicana de la Lengua.
Su bibliografía, integrada por más de 40 libros, incluye títulos como ‘El lenguaje de la publicidad’, ‘De la lucha de clases a la lucha de frases’ e ‘Información y comunicación’. Su primera incursión en la ficción, ‘Háblame en español’, se presentó precisamente durante su última visita a Santander, coincidiendo con el 75 aniversario de la UIMP.
Entre sus obras destaca ‘Mi Santander’, una incursión vital que aúna bajo un lirismo evocador su trayectoria personal con la ciudad que le vio nacer.
Ejemplo de compromiso con su tierra, y memoria y testimonio vivo de lo que representó el exilio, Eulalio Ferrer se definía como “un montañesuco de cuna humilde, que se enorgullece de haber honrado a la tierra en que nació”. Mecenas discreto, estuvo vinculado de una forma u otra a numerosas asociaciones culturales, iniciativas, colectivos y publicaciones cántabras.
El monumento a don Quijote, ubicado junto a la glorieta del Chiqui, al final de la segunda playa de El Sardinero, obra del escultor Leonardo Niermann, fue una donación suya a la ciudad.
Fuente: santander.es