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El Plan Estratégico Saja-Besaya 2030 desarrollará proyectos de restauración ambiental en La Viesca, Pozo Tremeo, la mina de Reocín y las canteras de Cuchía

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El consejero de Medio Ambiente presenta el plan de acción 2022-2024, que cuenta con el apoyo del IH y de los municipios que integran ambas cuencas.

Santander – 08.04.2022

El consejero de Desarrollo Rural, Ganadería, Pesca, Alimentación y Medio Ambiente, Guillermo Blanco, ha anunciado hoy que el Plan Estratégico Saja-Besaya 2030 iniciará este año su primer Plan de Acción 2022-2024 con diferentes actuaciones, entre ellas restauración e interpretación ambiental en las Áreas Naturales de Especial Interés (ANEI) de La Viesca y de Pozo Tremeo.

Ambas actuaciones serán financiadas en el marco del Plan de Recuperación, Transformación y Resiliencia que gestiona el Ministerio para la Transición Ecológica y el Reto Demográfico y se completarán con otra serie de trabajos de recuperación medioambiental en una serie de localizaciones de la cuenca.

Unos proyectos que, según ha asegurado el consejero, tendrán continuidad en años sucesivos con fondos propios y recursos procedentes de otros fondos comunitarios que permitirán financiar otras dos actuaciones singulares de recuperación de áreas degradadas por actividades mineras abandonadas en la cuenca Saja-Besaya.

En concreto, se trata de la recuperación ambiental de los terrenos de la mina de Reocín y de la cantera de Cuchía, en Miengo, dos proyectos cuya financiación está pendiente de ser aprobada en Conferencia Sectorial de Medio Ambiente por el Ministerio con la previsión de estar ejecutados de manera completa antes de 2026.

“Son dos proyectos de enorme relevancia, por lo que vamos a solicitar la colaboración de los ayuntamientos directamente implicados, como son Torrelavega, Cartes y Reocín, en el caso de la mina de Reocín, y de Miengo, en el caso de la cantera de Cuchía”, ha explicado Blanco, durante la presentación del Plan de Acción 2022-2024 del Plan Estratégico Saja-Besaya 2030, en la sede del CIMA en Torrelavega, en la que también han estado presentes el responsable del área de Hidrobiología y Gestión Ambiental del IH Cantabria, José Antonio Juanes, y los alcaldes de los municipios que integran las cuencas del Saja y del Besaya.

El consejero ha mostrado su satisfacción por la buena marcha del Plan que, según el calendario, está cumpliendo los plazos que nos marcamos cuando lo presentamos, y ha confiado en que estas primeras actuaciones sirvan para dar soluciones a los problemas y sobre todo cumplir con los objetivos de desarrollo sostenible que la ONU marca hasta 2030.

“Hemos puesto en marcha un proceso para conseguir una regeneración de la biodiversidad de ambas cuencas y mejorar el espacio de convivencia de sus ciudadanos”, ha subrayado Blanco, quien ha recordado que los objetivos básicos del Plan son identificar y poner en valor los principales componentes socio ecológicos de ambas cuencas a partir de un proceso integrador de las percepciones de los diferentes sectores y agentes en diferentes escenarios de desarrollo.

También, ha continuado, diseñar, planificar actuaciones ambientales que favorezcan la mejora de la calidad ambiental de la cuenca, además de promover la generación de empleo, establecer sinergias con las iniciativas de otras administraciones y de los agentes económicos y sociales de ambas cuencas.

Todo ello para convertir al Saja-Besaya en un referente de las políticas de economía circular, bioeconomía y lucha contra el cambio climático de Cantabria con medidas de mejora del conocimiento y seguimiento, capacitación y educación ambiental, así como actuaciones concretas y proyectos de recuperación ambiental en el corto plazo.

El consejero ha confiado en que el Plan estratégico ambiental de la cuenca Saja-Besaya 2030 contribuya a orientar la gestión ambiental de ambas cuencas hacia un desarrollo sostenible, y para ello ha considerado fundamental el papel clave que va a desempeñar el centenar de entidades sociales que participan en el proyecto.

También ha destacado que el Plan cuenta con el apoyo “de los mejores” para construir “algo coherente”, en referencia al Instituto de Hidráulica Ambiental de Cantabria (IH), “nuestro prestigiosos aliado” en la transferencia del conocimiento a la definición de las líneas de actuación y medidas que conformarán el Plan.

Plan de Acción 2022-2024

Por su parte, el responsable del área de Hidrobiología y Gestión Ambiental del IH Cantabria, José Antonio Juanes, ha sido el encargado de explicar las líneas maestras del Plan de Acción 2022-2024 y ha anunciado que la entidad ha presentado a la convocatoria de la Fundación Biodiversidad de este año un proyecto para la promoción de la bioeconomía y la transición ecológica.

Tal y como ha explicado Juanes, el objetivo final del Plan es mejorar las condiciones medioambientales de la cuenca Saja-Besaya mediante el impulso de un nuevo modelo de desarrollo socioeconómico sostenible que propone 9 actuaciones tipo que, a su vez, integran 29 medidas específicas relacionadas con la coordinación intersectorial; la biotecnología verde; las infraestructuras verdes; la monitorización 4.0; la permeabilización y mejora de la conectividad de la cuenca; la gestión activa del paisaje forestal; una red de espacios sostenibles; la economía circular, y la formación y educación ambiental.

Así, entre las medidas que plantea el IH para este Plan de Acción destaca la creación de un parque regional de innovación y sostenibilidad medioambiental; la puesta en marcha de un Observatorio para la cuenca Saja-Besaya; un plan de impulso a la ciencia ciudadana; el desarrollo de un banco de germoplasma; la creación de infraestructuras de producción de especies vegetales, y la innovación en el control de especies exóticas invasoras.

También la recuperación de zonas inundables; la implantación de filtros verdes; la producción e instalación de arrecifes de ostras; la instrumentalización de la cuenca; la teledetección y análisis espacial; la aplicación de técnicas moleculares; la determinación de puntos a permeabilizar; la demolición de azudes y otras infraestructuras en desuso; la dotación de pasos para el franqueo de la fauna piscícola; la restauración fluvial mediante técnicas de bioingeniería; la recuperación de áreas mineras abandonadas; la creación de figuras de protección y de bancos de conservación de la naturaleza; la promoción de una red interconectada de espacios públicos singulares y de la economía circular en la cuenca, y el diseño y organización de un plan de formación ambiental y de un plan de educación ambiental.