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Laureana Gómez se jubila tras 43 años de maestra y la biblioteca municipal ya lleva su nombre

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Laureana Gómez Calvo (Liérganes, 1955) se jubiló en junio del pasado año -en plena pandemia por el coronavirus- con el afecto de sus compañeros de claustro del Colegio público Eugenio Perojo, y también de sus alumnos, pero sin el reconocimiento del Ayuntamiento, tras haber dejado la docencia después de 43 años como funcionaria, 32 de ellos en su pueblo natal: Liérganes.

Ahora, casi un año después, y en un sencillo acto, Lauri, que así es como la llaman, rodeada de profesores, alumnos y miembros de la Corporación municipal ha sido objeto de un sencillo homenaje en el exterior del centro en el que impartió clases durante más de tres décadas.

La Biblioteca Municipal -que antaño fue escuela unitaria de niñas- ha pasado a llamarse “Biblioteca Laureana Gómez Calvo”. El edificio cuenta, desde hace un par de semanas con un mural artístico encargado por el Ayuntamiento a Mamen Restegui, una artista polifacética que maneja varias disciplinas artísticas, destacando especialmente en cerámica, fotografía, esmalte sobre metal al fuego, pintura, escultura, murales, etcétera. El mural es un homenaje del Ayuntamiento a los maestros y a Lauri.

El Ayuntamiento le entregó una placa conmemorativa, una orquídea y unos dulces. Lauri, emocionada, y antes de que la lluvia hiciera de las suyas, agradeció al colegio y al Consistorio el acto. “Volvería a ser maestra en un colegio rural. La docencia es dura, pero me ha dado tantas satisfacciones que lo bueno ha compensado los momentos malos”, ha señalado.

A los 22 años aprobó las oposiciones al cuerpo del Magisterio Nacional y estuvo destinada en Villaverde de Pontones, Mirones, San Roque de Ríomiera, Santoña y, por último, en Liérganes. “Las viejas escuelas unitarias eran como una gran familia. Tenías 30 alumnos de edades diversas, y las familias te contaban incluso sus problemas personales. A veces podías aconsejar, pero otras veces no”.

Para Lauri, las concentraciones escolares -en Liérganes desde 1979 con un colegio para 700 niños- sirvieron para que los alumnos accedieran a un mejor aprendizaje, y para que los profesores estuvieran mejor formados. “Pertenecer a un centro con varias decenas de profesores te permitía compartir los problemas, lo que no podías en las escuelas unitarias, salvo que fueran asuntos de calado que requirieran la intervención de los servicios de Inspección”.

Gómez Calvo pone un ejemplo bien claro sobre la calidad en la enseñanza. “Durante décadas explicar la circulación de la sangre y el corazón lo hacías tirando de libro. Ahora, en cambio, instalas el proyector en el aula y un video sobre el tema permite a los alumnos escuchar los latidos del corazón. Los avances en cuatro décadas han sido espectaculares”.

Laureana comenta que los profesores veteranos, como ella, han tenido que hacer un esfuerzo grande para adaptarse a las nuevas tecnologías. “Los docentes jóvenes son unos perfectos nativos digitales, mientras que mi generación era la de la máquina de escribir. Hoy en día hay muchos medios en los colegios, y los chavales aprenden todo. Y los que tienen problemas de aprendizaje cuentan con unos departamentos de orientación con unos psicólogos y pedagogos extraordinarios”, ha agregado.

Los viejos tiempos del Colegio Público Eugenio Perojo, con una matrícula cercana a los 700 alumnos, y que ahora no llega casi a los 300, tiene una explicación. “El descenso de la natalidad ha sido tremendo, especialmente en Miera y en San Roque de Riomiera con familias de hasta 4 y 5 hijos. Luego se decidió que los alumnos del primer ciclo de Secundaria -12 y 13 años- pasaran al Instituto de Solares. Pero el Eugenio Perojo sigue siendo un colegio de muy alto nivel docente y con unos profesores muy comprometidos en su trabajo”.

Laurena espera ser abuela en breve. Va a ser su primera nieta. “Tengo tiempo libre para cuidarla y para otras cosas, por ejemplo. Fui feliz trabajando y ahora de jubilada, igual. Me gusta la lectura, el paseo, cuidar las flores del jardín, y poner en orden cosas que hasta ahora no he podido. El cariño de los alumnos, que se paran en la calle a saludarme y a conversar es un regalo enorme”, ha precisado.

Al acto de homenaje asistieron el alcalde, Santiago Rego, y los concejales José Ortiz, Ramsés Arco, Ana Ríos y Marián Álvarez.