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Santander trasladará el monumento de González Linares de los Jardines de San Roque a Gamazo

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La concejala de Turismo ha explicado que el traslado se realiza a petición del Instituto Oceanográfico para que esté más próximo al mar y cerca del centro que él mismo creó e impulsó en 1886

El Ayuntamiento de Santander trasladará esta misma semana el monumento de Augusto González Linares de los Jardines de San Roque a Gamazo, cerca del Instituto de Oceanografía.

Así lo ha anunciado la concejala de Turismo, Miriam Díaz, quien ha explicado que el traslado del monumento se realiza a petición del propio Instituto Oceanográfico con el fin de que esté más próximo al mar y cerca del centro que él mismo creó e impulsó en 1886.

Tras su traslado, que ejecutará la Concejalía de Fomento, será la Concejalía de Cultura la que se encargue de la reparación de una parte de la escultura. Posteriormente, la Concejalía de Turismo encargará una placa que se ubicará a los pies del monumento.

La edil ha detallado que el Ayuntamiento ya está organizando un acto de homenaje al naturalista, filólogo y matemático que tendrá lugar el 2 de mayo, día posterior a su fallecimiento y la fecha cuando el Ayuntamiento, en sesión extraordinaria, acordó declararle Hijo Ilustre de la ciudad.

Además de este monumento, la figura de Augusto González Linares ya ha sido reconocida en la ciudad con una calle, el nombre de un Instituto de Educación Secundaria y la instalación de una placa en la ruta de ilustres que se descubrió el pasado mes de junio en la calle General Dávila 20, lugar que ocupaba la casa donde falleció el matemático.

El grupo escultórico de Augusto González Linares, que se inauguró casi cuatro años después de su muerte (1 de mayo de 1904), el 14 de agosto de 1908, es uno de los monumentos más antiguos de la ciudad, en concreto, el segundo de mayor antigüedad tras la estatua de Velarde. El motivo del diseño de la misma fue la declaración del mismo como hijo Ilustre de la ciudad de Santander el mismo día de su fallecimiento.

La obra, de 2,5 metros de altura y que combina piedra caliza, mármol y bronce, se levantó originalmente en lo que hoy es la plaza de Italia.

El monumento consta de un pedestal artístico con una figura femenina labrada en piedra que representa a la Fama ofreciendo una rama de laurel (en la escultura original) al sabio, representado por un busto de bronce situado sobre el pedestal.

Detrás de la figura aparece el escudo de la ciudad, aunque sólo se perciben las cabezas de los patronos, San Emeterio y San Celedonio, en la base de piedra y con un sencillo labrado se lee el nombre de Augusto González Linares.

José Quintana es su escultor. De origen catalán, se instaló en nuestra ciudad y desde su taller en Peña Herbosa y más tarde en Magallanes, durante los siglos XIX y XX, se dedicó a embellecer la ciudad de Santander.

Entre sus obras se encuentran las figuras integradas en las farolas (que dieron nombre a la plaza y posteriormente fueron reubicadas) de las cuatro estaciones 1913, ubicada en la Alameda de Oviedo, la de Numancia y la de la glorieta de Perines. Los bustos del Marqués de Comillas y Modesto Tapia del Casyc, así como las fachadas del Banco de España y del desparecido Teatro Pereda también son obras suyas.

Sobre Augusto González Linares

Nacido en Cabuérniga en 1845, estudió el Bachillerato en el Instituto de Santander y posteriormente marchó a Valladolid para realizar la carrera de Ciencias Naturales y Derecho. En 1870 se doctoró en Ciencias por la Universidad Central y dos años después obtuvo la cátedra de Historia natural del Instituto de Albacete y cuatro meses más tarde la de Ampliación de la Historia Natural.

Su defensa de la libertad de pensamiento y de exposición le motivó a fundar la Institución Libre de Enseñanza junto a Nicolás Salmerón, González de Linares, Francisco Giner y Manuel Ruiz de Quevedo.

Fue también notable su participación en el nacimiento de la Prehistoria en Cantabria ya que González Linares fue un fervoroso defensor de que las pinturas de las cuevas de Altamira.

Consiguió crear un centro dedicado al estudio de la fauna y flora marinas en Santander, no sin grandes dificultades y para poder regentarlo González Linares tuvo que demostrar su preparación en la especialidad del mundo marino.

Su extraordinaria capacidad intelectual y su visión y lucha como evolucionista en unos tiempos en los que predominaba el creacionismo catolicista provocó el merecido reconocimiento del Ayuntamiento de Santander y el 7 de febrero de 2005 sus restos fueron trasladados al Panteón de personalidades ilustres.